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Uruguay vuelve a estar en el tapete del fútbol mundial y tira por tierra décadas de fracasos y desilusiones. En los mayores dieron el batacazo en el Mundial Sudáfrica 2010 terminando cuartos, siguieron con la Copa América 2011 de Argentina quedándose con el título, el subcampeonato del Mundial Sub 17 de México (2011), en la Copa Confederaciones 2013 quedaron cuartos y en el Mundial Sub 20 tienen la gran chance de ganarlo por primera vez, y en el peor de los casos quedarse con un honroso segundo puesto.
La Celeste demuestra que tiene recambio y que, por más que Uruguay sea un país casi despoblado por decirlo de alguna manera, sigue generando futbolistas de calidad.
El fútbol doméstico en Uruguay vive miles de carencias, como ha sucedido toda la vida; jugadores que no perciben salarios o cobran una miseria, clubes en la ruina rozando el amateurismo, aún así, siguen fabricando grandes valores.
Algunos clubes pueden trabajar seriamente en las divisiones menores, otros lo hacen casi por inercia, por eso, nos llena de admiración ver a lo que han llegado.
En 1997 la Celeste la tuvo casi en las manos; Zalayeta erró un gol que hubiese cambiado todo, perdonó y terminó lamentando.
Otra es la realidad, este equipo dirigido por Verzeri no es lo vistoso que era el de Púa pero no pierde la esencia, es sólido en la defensa, fuerte en el medio aunque impreciso cuando tienen que ir al ataque. En el frente tienen jugadores implacables que no perdonan.
Ojalá les vaya bien este sábado contra Francia.
@lostribuneros
