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Un partidazo nos regaló Liverpool y Manchester City por la jornada 34 de la Premier League, lo que fue casi una final. Pasó de todo, hubo un festival de goles y emociones, pero los de Anfield hicieron delirar a su hinchada que colmó el estadio. Podrían ganar su primera Premier League, además, romperían una maldición que dura 24 años.
Caramba, que valió la pena este partido, no era exagerado considerarlo una final anticipada, porque el Liverpool así lo tomó y lo demostró en la cancha; los rojos de Anfield, ante 45.000 aficionados, salieron mentalizados en ganar y, con sufrimiento, lograron el objetivo.
Los jugadores entraron a la cancha, se pararon en sus posiciones, ahí estaban parejos, porque cuando el referí pitó y Liverpool movió, los anfitriones se enchufaron a 100.000 voltios, y desde que tocaron la primer pelota, hasta los 30’, hicieron un verdadero destrozo.
Comenzaron presionando, no anduvieron con chiquitas y al grano fueron, por eso, metieron al rival contra su arco y le dieron un trabajo enorme a los hombres del fondo, especialmente, Hurt el arquero, Demichelis y Kompany los centrales.
La cosa es que el uruguayo Luis Suárez se portó como un potro salvaje, la potencia física de ese jugador es impresionante, cada vez que entra al área con el balón es casi como ir a trabar con un ferrocarril. Suárez, aprovechó estas cualidades a los 6’, cuando “apretó” una pelota en la mitad del campo y, como con un guante, le puso el balón a un Sterling que no perdonó; se hacía justicia y el Liverpool ganaba 1-0.
Liverpool se mostraba muy bien ensamblado, era sólido por donde lo mire, el equipo respondía en el medio, el fondo tuvo poco trabajo en el primer tiempo, y las veces que tuvo algún problema se las ingenió muy bien para salir airoso.
No le salía una al ciudadano, el gol tempranero del Liverpool los condicionó, recién a los 10’ pudieron llegar tímidamente al arco adversario, y a los 16’ pretendieron poner peligro.
Luis Suárez se ligó una amarilla a los 5’ de juego, por una entrada fuerte sobre Demichelis, pero el uruguayo, pese a estar condicionado, fue al frente lo mismo y luchó como es su costumbre.
Manchester City se partió en dos; iba al frente en busca del empate, pero dejaba un mediocampo casi despoblado donde los volantes del Liverpool se hacían el festín, quedando mano a mano con la defensa celeste.
Había jugadores del City bastante fastidiados por la falta de respuesta del equipo, es que los dueños de casa, los tenían medidos, estudiados.
A los visitantes no les quedaba otra que adelantarse, solo que eso fue como jugar a la ruleta rusa, porque a los 14’ Sturridge estuvo a punto de aumentar.
Yaya Touré tuvo un tirón muscular en el medio del campo y forzó el primer cambio del partido, Javi García a los 19’ lo reemplazó, y Manchester City quemó su primer cambio.
Emocionó ver como el africano Touré se marchaba del partido y la hinchada del Liverpool lo aplaudía.
Iban 22’ de juego y se notaba a un City desconcertado, que recién tuvo su primer tiro de esquina, y se veía a un Liverpool que estaba al filo del segundo tanto.
El partido estaba abierto, Liverpool forzó un córner por la derecha de su ataque, hubo un cabezazo de Gerrard que fue sacado milagrosamente por Hurt, que la mandó al córner. Ahora, el saque de esquina fue por la izquierda, solo que Skrtel, a los 29’, ponía el 2-0, porque ganó de cabeza.
Este gol, antes de la media hora, pudo casi colocarle la lápida una celeste que estaba prácticamente herido de gravedad.
2-0 caía Manchester City, y recién a los 30’, pudieron robarle el balón al local, que si lo seguía teniendo, iba a acabar goleando.
La pelota era acaparada por los ciudadanos, pero a los 42’ Coutinho la tuvo, se escapó solo y a toda velocidad sacó un latigazo rastrero y cruzado que se fue por poco. Al minuto nomás, el español Silva de contra, casi descuenta, por fin, el City llega con verdadero peligro, solo que su cabezazo terminó desviado al corner, solo que esto no quedó por esa, el saque de esquina fue ejecutado y Kompany no pudo anotar gracias a la gran actuación del arquero Mignolet que la atrapó justo a tiempo porque esa pelota se metía.
El arquero belga tuvo otra chance más, al minuto de su gran intervención, tuvo otra notable, tras un fuerte remate que logró desviar. Al descanso se fue el Manchester City triste, malherido y decepcionado.
Para el segundo tiempo todo cambió, Pellegrini movió algunas piezas, ajustó otra y su equipo mejoró radicalmente su juego, con mucha actitud y carácter, le hizo frente a un Liverpool superior que ganaba por 2-0.
El ciudadano fue bizarro, no le tuvo miedo a nada, ni al 2-0 en contra, se fortaleció en el medio y se le acabó la farra al equipo local.
Silva fue al abanderado del equipo visitante, fue un motor generador de juego, y tuvo su premio a los 56’, coronando el descuento.
Ese gol, en un minuto clave del juego, animó al ciudadano que redobló esfuerzos, y ahora, les tocaba a ellos avasallar; Liverpool ya no tenía las chances de antes, pero alguna ligaban; Sturridge se escapó por la derecha pasado la mitad del campo, encaró a toda velocidad llevándose toda la marca del celeste, era simplemente dársela a Luis Suárez para que este lapide, pero egoístamente, éste quiso marcar el gol de su vida, y la jugada terminó neutralizada por la defensa. Tras esa jugada, el entrenador Brendan Rodgers lo sacó del campo, claro, si antes su compañero Jonhson había marcado un gol en contra, por lo que el City se les puso 2-2.
El empate parcial del citizen dejó abierto el marcador, Anfield estaba en silencio, el bullicio desapareció, y el City siguió empujando para darlo vuelta y casi servirse el título, pero a los 78’ Philippe Coutinho, el brasileño, salvó al Liverpool al anotar el tercer gol, que terminó siendo definitivo.
Este triunfo fue tan festejado, que hubo jugadores e hinchas con lágrimas en los ojos, porque Liverpool quedó cercano a ganar la primera Premier League de su historia, y, además, desde 1990 no es campeón inglés.
@lostribuneros
