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Los ingleses, reyes por excelencia de la moral y las buenas costumbres, claro, cuando les conviene porque pueden andar matando, violando y robando a lo largo y ancho del mundo, en nombre de la reina y la libertad, pero si un futbolista “sudaca” muerde a un italiano, lo consideran inmoral, pero si un francés le quiebra la pierna a un rival de un país “emergente”, arruinándole la vida, basta con que pida “perdón” y ya fue.
Siento asco, bronca, impotencia, estoy molesto escribiendo en pleno Brasil, en mi amada Curitiba, lejos del bullicio del tránsito, en un barrio alejado de la capital paranaense, donde puedo pensar, leer, informarme y conectarme con mis compañeros que están, ahora, en Buenos Aires.
La indignación es tremenda, por lo que está viviendo Luis Suárez, es cierto, al jugador hay que sancionarlo por “tonto”, porque no debe andar mordiendo a rivales, es un acto infantil y antideportivo, pero ¡vamos!, humillarlo no vale.
Los ingleses se burlan y lo califican “inmoral”, pero, no dejó en coma a su adversario Chiellini, ni siquiera con severos traumas, o complicaciones que arruinen su carrera deportiva. El italiano recordará este hecho, en unos años, con una sonrisa, como algo insólito, probablemente, pero sin ánimo de ponerme en filósofo pienso ¿porqué no tomó repercusión la desleal falta de Matuidi? El francés le quebró la pierna a un rival, en pleno juego, y de manera malintencionada, ya que éste jugador tiene fama de rudo, temperamental.
La víctima no fue Chiellini, fue un tal Onazi, africano, jugador de una selección de las pobres de todas, y por eso, la cosa quedó por esa.
No vimos a los periodistas de la red Globo haciendo el pamento que hicieron con Suárez, ni mencionaron este hecho, ya que salimos a preguntarle a la gente, en la calle, qué opinaban de este hecho, y muchos, la mayoría, se mostró sorprendido ya que no sabían.
Onazi, además de ser operado, deberá estar parado durante varios meses, sintiendo todo lo malo que siente una persona que sufre un accidente. No es moco de pavo estar en una cama durante largas semanas, tomando calmantes porque el dolor es tremendo, tampoco es bonito tener que pedir ayuda cada vez que quieras ir al baño, ya sea para hacer tus necesidades o tomar una ducha. Luego de esto, viene el camino más duro: la rehabilitación, y luchar contra los cambios anímicos, para estar listo, un año después.
Y vos que estás leyendo el artículo y calificaste a los uruguayos de “llorones”, como más de un argentino lo hizo en las redes sociales, pensá que la FIFA, ya se ensañó con Maradona, y si Messi, ahora un crack, cae en decadencia, puede llegar a pasarle lo mismo. No está bueno escupir para arriba, luego de todo, estos mafiosos buscan siempre su conveniencia y nunca el bien común de todos.
Marcelinho Witteczeck
